El mes de julio iba a estar destinado a las clases prenatales pero como este es mi segundo embarazo, las clases iban a ser por la mañana temprano y Daniel ya no iría a la guardería, prefería quedarme con él y disfrutarle todo lo que no había disfrutado este año.
Ya me habían dado la baja laboral por riesgo en el trabajo y tenía dos meses por delante para estar con mi hijo las veinticuatro horas del día hasta que comenzará el colegio en septiembre.
A lo que voy: las dos pruebas más importantes en este segundo trimestre son el Test de O'Sullivan o prueba del azúcar gestacional, y la ecografía de las 20 semanas donde se realiza un examen detallado de toda la morfología del bebé y en la que se puede diagnosticar alguna anomalía en su desarrollo, si lo hubiera.
Empezando por la eco, teníamos cita en el hospital a las 12:30. Cuando llegamos había un montón de gente esperando pero pocas embarazadas. La sala de espera era para distintas consultas. Solo esperamos unos 15 ó 20 minutos. Esta prueba es muy parecida a la ecografía de las 12 semanas y una vez que comprueban que todo está bien y que evoluciona correctamente, te confirman el sexo del bebé. La anterior ecógrafa tenía razón e indudablemente, era varón. Aquí os presentamos a Miguel.
La otra prueba, el Test de O'Sullivan o prueba del azúcar gestacional, fue muy diferente a cuando tuve que hacérmela en el embarazo de Daniel.
Llegamos bien de hora, nos pasaron a las embarazadas primero a la sala de extracciones. La practicante me hizo un daño espantoso con la aguja, de hecho, tuve un moratón enorme unos cuantos días. Después de la extracción de sangre, me hicieron beber una bebida azucarada con sabor a naranja, muy dulzona, que a muchas de las gestantes que estaban allí les hizo vomitar. Yo lo toleré bien. Me senté con Dani en la sala de espera durante una hora para realizarme la siguiente extracción. Esta vez no me mareé. Con Daniel notaba un intenso calor y una bajada de tensión de repente, sobre todo un par de horas después, haciendo la compra en el Carrefour, recuerdo que nos tuvimos que ir porque me estaba mareando demasiado y solo quería estar sentada. Pero en este embarazo, eso no me pasó. Ni mareos, ni calores, ni nada. Y como yo soy asín, eso me hizo dudar un poquillo... Seguro que tengo que repetir la prueba...
Así fue. Pocos días después me llamaron para repetir la prueba, con tres extracciones en vez de una. Una cada hora. La mañana prometía ser larga.
Antes de la prueba, tenía que pasar a la consulta para recoger el volante. Me atendió una enfermera muy amable que me comentó que los análisis estaban bien (también te miraban la orina) y que debía empezar a tomar un aporte extra de hierro porque andaba (y ando) un poco justita y de cara al parto era mejor que lo tomara. Me enseñó también el resultado de la prueba del azúcar y me quedé atónita cuando vi que me había pasado solamente 2 mg en sangre. Para que me entendáis, si el máximo está en 140 mg de azúcar en sangre, yo tenía 142, pero como ya te da "positivo" hay que repetir la prueba.
Bajamos a la sala de extracciones y otra vez, a sacar tubitos. Odio las agujas. Siempre miro a otro lado mientras me hacen analíticas.
Salimos de allí casi a las 12 de la mañana, pero ni sentí naúseas, ni mareos, ni calores, ni nada de nuevo. Y temía que si otra vez me daba positivo, tendría que hacer dieta para evitar una posible diabetes gestacional. Acojona...
Por lo visto, es más común tener que repetir la prueba la primera vez, que acabar haciendo la dieta. A muchas embarazadas le sale positivo el primer Test y sin embargo, el segundo les sale perfecto. Si no has tenido problemas de azúcar nunca, no tiene por qué ser diferente estando embarazada. Pero como siempre, es mejor prevenir.
Todo salió bien. De momento puedo decir que llevo dos embarazos buenísimos. Otra cosa será el parto. A ver si con Miguel es mucho más rápido que con Daniel, que llegue bien encajadito, justo para salir y ver a su familia que le espera con los brazos abiertos.
Ay... qué ganas....
A lo que voy: las dos pruebas más importantes en este segundo trimestre son el Test de O'Sullivan o prueba del azúcar gestacional, y la ecografía de las 20 semanas donde se realiza un examen detallado de toda la morfología del bebé y en la que se puede diagnosticar alguna anomalía en su desarrollo, si lo hubiera.
Empezando por la eco, teníamos cita en el hospital a las 12:30. Cuando llegamos había un montón de gente esperando pero pocas embarazadas. La sala de espera era para distintas consultas. Solo esperamos unos 15 ó 20 minutos. Esta prueba es muy parecida a la ecografía de las 12 semanas y una vez que comprueban que todo está bien y que evoluciona correctamente, te confirman el sexo del bebé. La anterior ecógrafa tenía razón e indudablemente, era varón. Aquí os presentamos a Miguel.
La otra prueba, el Test de O'Sullivan o prueba del azúcar gestacional, fue muy diferente a cuando tuve que hacérmela en el embarazo de Daniel.
Llegamos bien de hora, nos pasaron a las embarazadas primero a la sala de extracciones. La practicante me hizo un daño espantoso con la aguja, de hecho, tuve un moratón enorme unos cuantos días. Después de la extracción de sangre, me hicieron beber una bebida azucarada con sabor a naranja, muy dulzona, que a muchas de las gestantes que estaban allí les hizo vomitar. Yo lo toleré bien. Me senté con Dani en la sala de espera durante una hora para realizarme la siguiente extracción. Esta vez no me mareé. Con Daniel notaba un intenso calor y una bajada de tensión de repente, sobre todo un par de horas después, haciendo la compra en el Carrefour, recuerdo que nos tuvimos que ir porque me estaba mareando demasiado y solo quería estar sentada. Pero en este embarazo, eso no me pasó. Ni mareos, ni calores, ni nada. Y como yo soy asín, eso me hizo dudar un poquillo... Seguro que tengo que repetir la prueba...
Así fue. Pocos días después me llamaron para repetir la prueba, con tres extracciones en vez de una. Una cada hora. La mañana prometía ser larga.
Antes de la prueba, tenía que pasar a la consulta para recoger el volante. Me atendió una enfermera muy amable que me comentó que los análisis estaban bien (también te miraban la orina) y que debía empezar a tomar un aporte extra de hierro porque andaba (y ando) un poco justita y de cara al parto era mejor que lo tomara. Me enseñó también el resultado de la prueba del azúcar y me quedé atónita cuando vi que me había pasado solamente 2 mg en sangre. Para que me entendáis, si el máximo está en 140 mg de azúcar en sangre, yo tenía 142, pero como ya te da "positivo" hay que repetir la prueba.
Bajamos a la sala de extracciones y otra vez, a sacar tubitos. Odio las agujas. Siempre miro a otro lado mientras me hacen analíticas.
Salimos de allí casi a las 12 de la mañana, pero ni sentí naúseas, ni mareos, ni calores, ni nada de nuevo. Y temía que si otra vez me daba positivo, tendría que hacer dieta para evitar una posible diabetes gestacional. Acojona...
Por lo visto, es más común tener que repetir la prueba la primera vez, que acabar haciendo la dieta. A muchas embarazadas le sale positivo el primer Test y sin embargo, el segundo les sale perfecto. Si no has tenido problemas de azúcar nunca, no tiene por qué ser diferente estando embarazada. Pero como siempre, es mejor prevenir.
Todo salió bien. De momento puedo decir que llevo dos embarazos buenísimos. Otra cosa será el parto. A ver si con Miguel es mucho más rápido que con Daniel, que llegue bien encajadito, justo para salir y ver a su familia que le espera con los brazos abiertos.
Ay... qué ganas....