Entramos a la consulta. Ecógrafa y enfermera sentadas tras la mesa. Un montón de preguntas acerca de nuestra historia médica, alergias, enfermedades importantes en la familia, grupo sanguíneo, datos sobre el parto de Daniel... - Muy bien. Pasa detrás de la cortina y túmbate en la camilla. Vamos a realizarte una ecografía.
Escuchamos un montón de números y medidas que la enfermera va apuntando en el informe. Todo va bien. Perímetro craneal, Longitud del fémur. Posición. Gestación ÚNICA. ¡Bien!
- ¿Queréis saber el sexo?
- Sí, claro. Si se ve bien...
- Tenéis un niño, ¿verdad? Pues creo que este también es un niño. Os lo confirmarán en la ecografía de las 20 semanas porque no queremos adelantar nada tan pronto. pero haceros a la idea de que es un varón.
Posiblemente varón. Escribió la ecógrafa al final del informe. Más clarito, agua. Comenzamos a reír como dos idiotas cuando salimos de la consulta. Pensábamos que la idea de tener una niña y que nos dijeran lo contrario iba a sentarnos como un jarro de agua fría, pero nos encantó pensar que Daniel podría tener un hermano con el que compartir más cosas que con una hermana. Mis dos hombrecitos. Ya podemos empezar a pensar en nombres pero antes... ¡Vámonos a desayunar, papi!
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