La primera ecografía

   Para una mujer, la experiencia de concebir a un hijo es la más bonita y gratificante del mundo. Al menos para mí.  Me siento tan feliz...
El 29 de Mayo fue nuestra primera cita con la ginecóloga. Os puedo asegurar que desde que nos enteramos hasta ese día, fueron los 10 días más largos de mi vida.
Sentí miedo. No hacía más que pensar que quizá todo había sido un error, o que habría embrión pero no había llegado a desarrollarse. Siempre me pongo en lo peor.

   La ginecóloga nos hizo pasar a la consulta no mucho después de la hora a la que nos habían citado. No llevaban mucho retraso. Comenzó a hacernos preguntas acerca de si había o había habido enfermedades importantes en nuestras familias. Me pesó y me tomó la tensión. Me tumbé en la camilla y me hizo una ecografía vaginal.
Miré a mi izquierda y ví a Dani mirando fijamente a una pantallita situada a mi derecha. De repente, oimos el sonido más maravilloso del mundo acompañando a la siguiente imagen:

Os presentamos a nuestro bebé


Yo no dejaba de mirar a la ginecóloga. Sabía que su cara podría indicar si todo iba bien o no. Nunca olvidaré sus palabras:

- Pues ahí lo tenéis... Ahí está. Se ve muy bien.

Y sonrió. Eso me tranquilizo muchísimo. Me confirmo que estaba de 10 semanas.
Lo que oíamos eran los latidos de nuestro hijito/a. Por mi mejilla comenzó a resbalar una lágrima y no podía dejar de sonreír. Dani, que nunca llora por nada (excepto cuando murió Terminator en la segunda parte de la saga), tenía los ojos muy brillantes y su barbilla temblaba un poco.
Fue el momento más emocionante de nuestras vidas y salimos de allí deseando volver a la siguiente ecografía, la ecografía del primer trimestre y sabiendo que, si había suerte, quizá podríamos ponerle un nombre a nuestro bebé.
De camino a casa, el whatsapp echaba humo...

2 comentarios:

Desirée y Beni dijo...

El papi también lloró con el Rey León...pero incluso cuando la tita vio la ecografía se puso a llorar!!

La abuela sin embargo...llora cada vez que lee las entradas nuevas del blog

Antonio Martín dijo...

Joe, cabezón y todo el rato tumbado, se parece a su tio Antonio jeje