La matrona

   Como ya sabréis, a todas las mujeres embarazadas le asignan una matrona para que lleve la evolución del embarazo hasta el final.
Estos seguimientos son mensuales (además de tu cita con el ginecólogo) y en cada sesión suele darte consejos sobre higiene, hábitos alimenticios y solventar cualquier duda que pueda surgirte.
También es la persona que impartirá las clases prenatales y de lactancia sirviéndote de apoyo tanto antes como después del gran momento.

   Como toda madre primeriza, tengo ilusión por asistir a estas clases, relacionarme con otras mujeres que están pasando por lo mismo que yo y aprender pequeñas trucos y técnicas que puedan ayudarme a relajarme en el parto, aunque algunas chicas que conozco y que ya han pasado por esto, me han comentado que tampoco sirven de mucho ya que es imposible relajarse cuando algo del tamaño de un melón está saliendo por un huequecito del tamaño de una naranja...
Bueno, aún así, me apetece mucho vivir esas experiencias porque todo lo que haga que sea bueno para mí, será bueno para mi bebé, y eso es lo que más me importa.

   Dos días después de la primera ecografía, teníamos cita con la matrona. Yo ya la conocía porque es la matrona de mi centro de salud y la que se encarga de hacer las citologías que todas de jovencitas nos hacemos cuando visitamos por primera vez al ginecólogo.
Estaba citada a las 10 de la mañana y llegué a las 10.05 porque había tenido que ir a entregar unos análisis al hospital. Su recibimiento no fue del todo correcto ya que lo primero que dijo fue:

- Llegáis tarde.

La explicamos que habíamos tenido que ir primero al hospital y entonces, la cambió la cara... Si es que no se puede juzgar antes de tiempo... Pero Dani ya comenzaba a tener su propia opinión de ella. Esta matrona siempre ha tenido fama de ser un poco rara. Es como Phoebe, de mi amada serie Friends, pero con 30 ó 40 años más y más mala leche.
Nos hizo unas cuantas preguntas tipo: si he tenido naúseas, si cuido mi alimentación, si fumo, si bebo, si hay alguna enfermedad en mi familia o en la de Dani... vamos, cosas que ya me había preguntado la ginecóloga dos días antes y que estaban incluidas en mi historial. Espero que en las próximas citas, la cosa vaya a mejor y pueda contaros algo más...
Aunque, como anécdota, os contaré que hubo un momento en el que ella estaba tecleando algo en el ordenador y nosotros permanecíamos en silencio cuando, de repente, nos dice:

- Si tenéis alguna pregunta... - Y siguió tecleando. Nos vuelve a mirar y suelta:
- El sexo podéis practicarlo con normalidad y además, es muy bueno.

Cuando salimos de la consulta, a eso de las 10.20, Dani no hacía más que repetirme que no le gustaba esta matrona, pero a mí me había entrado la risa floja... ¿Acaso pensaría que lo que más me interesaba saber en ese momento era saber si podría practicar sexo con normalidad?

Además, que ya lo hicimos una vez... y miradnos ahora... ;)


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