No sé muy bien como empezar, por lo que os pondré un poco en situación para que os familiaricéis con nuestra historia. No sufráis, será rápido.
Dani y yo llevamos viviendo juntos casi dos años.
El año pasado asistimos a varias bodas, entre ellas, la de Antonio, el hermano de Dani.
Con tanto preparativo y tanta emoción vividos de cerca, comienzas a darle vueltas a cómo sería tu gran día, cómo lo organizarías, o cuándo sería el mejor momento. Pero lo que más nos interesaba ahora era planificar nuestro mes de vacaciones bien merecido y comenzar a mirar cositas para nuestro nuevo piso, el cual nos darán a principios de 2013.
Ya lo véis, a corto plazo tampoco es que te dé tiempo a planear desmasiado y mucho menos nosotros, que nos consideramos las personas más sencillas del mundo.
Pues bien, en esta vida es mejor no hacer planes, porque puede llegar el día, la hora, el minuto o el segundo en que todo cambie para siempre y todo tu esquema se tenga que guardar en un rincón de tu pensamiento durante una temporadita, ya que a partir de ese día, hora, minuto o segundo tendrás cosas más importantes de las que ocuparte. Habrá vacaciones pero más relajadas, habrá piso en 2013, que todavia no hemos
llegao, y habrá boda, pero primero tiene que pedírme que me case con él y luego, además, tengo que decirle que sí...
Al grano...
El día 18 de Mayo fue el cumpleaños de mi hermano Mario. En mi familia, el 18 de Mayo es un día muy peculiar, siempre pasan cosas, pero lo que nunca pensé es que yo sería protagonista de alguna de ellas... Le felicité por la mañana con un mensaje, pero quería ir a verle por la tarde después de mi cita con el médico.
Días antes había solicitado unos análisis, pues tenía una falta, camino de dos. La cita era a las 17.00 pero como estaba tan nerviosa por saber qué pasaba, llegué a las 16.00 que es la hora a la que abren la consulta. No había nadie. Era la primera paciente y entré. Dani, mientras tanto, estaba aparcando el coche. Mi pulso se aceleraba cada vez más mientras la doctora tecleaba mi nombre en el ordenador para ver mi historial. De repente, dijo: -
Es positivo.
Me imprimió la hoja de los resultados y subrayó con su pluma estilográfica de nuevo diseño la palabra positivo dos veces, creo que por mi cara de incredulidad. En ese momento, entró Dani en la consulta. Se sentó a mi lado y me hizo un gesto de
¿qué pasa? Le dí la hoja y pude ver cómo sus ojos se abrían como platos. Nos quedamos callados, mirándonos, con una ligera sonrisa en los labios y con un sentimiento de miedo mezclado con ansiedad, al menos en mi caso.
Cuando salimos del centro de salud fue inevitable: me puse a llorar como una magdalena. No me lo esperaba, creía que no era el mejor momento, tenía otros planes en mente, me preguntaba una y otra vez si estaba preparada; nuestras vidas cambiaban de un plumazo, o de dos. Pero gracias a la templanza de Dani reaccioné y las lágrimas de una chica perdida y asustada se convirtieron en lágrimas de alegría. ¡Es positivo!
Vivimos juntos, estamos bien y tenemos un proyecto en común: formar una familia. ¿Qué más da si nada sigue el orden que esperabas? ¿Y si cuando lo deseas, no llega? Es mejor no pensar.
Y así es: ¡Voy a ser mamá! ¡Vamos a ser papitos!
CONTINUARÁ...