La matrona (III)

Esta entrada va a ser muy personal, pero es que estoy indignada. 
No dejo de pensar en la visita a la matrona de este jueves y de cómo me afecta lo que digan los demás. Sí, que puede que esté muy sensible últimamente, pero en el fondo siempre he sido así. Tendría que aprender a pasar un poco de todo y estar más segura de mí misma en algunos aspectos. Solo que, cuando es un profesional el que te dice que no estás haciendo las cosas del todo bien, te molesta muchísimo... Vais a pensar que soy idiota... 
¡Lo soy!

Ya os hemos contado que estas vacaciones han sido muy descansadas, como debe ser. Tanto, que quizá se me ha ido un poco de las manos el tema de las comidas. Pues sí, he engordado más de la cuenta, ¿y qué? Para eso están las vacaciones ¿no? No voy a controlar todo lo que como a todas horas... Si me apetece un crêpes de chocolate, chocolate y plátano, chocolate y nueces y/o jamón y queso, pues me lo como... (hemos probado muchas variedades este verano). Si me apetece desayunar todos los días donetes o croissants rellenos de chocolate, pues lo hago... Si me apetece ir al McDonalds dos días seguidos, pues voy... No ha sido lo único que he comido, pero una también tiene sus caprichitos ¿no? a ver si por estar embarazada no voy a poder permitirme "pasarme" un poco con el dulce y la comida basura. ¡Faltaría más!

Vale, vale, tenéis razón, estoy dando demasiadas explicaciones. Quizá estoy intentando convencerme a mí misma de que no es para tanto y puede que me haya excedido un poco con los excesos (válgame la redundancia...).

En fin, que estoy de 6 meses y medio y he engordado 10 kilos, según la báscula de la matrona, porque según mi báscula solo he engordado 8, y claro, escucharla un sermón sobre que tengo que cuidar lo que como porque ya he cogido todo lo que debería haber cogido en los 9 meses, no es plato de buen gusto.

Por otro lado, la tensión arterial perfecta y yo me encuentro demasiado bien; con mucha tripa, algo más cansada y menos ágil, pero muy bien de salud, y eso es lo que me importa. 
¡Qué no, que no me gusta que me llamen gorda de esa manera! Estoy pasando por el momento más bonito de mi vida. Y son mis vacaciones. Y hago lo que quiero. Ale...

Cada vez que me acuerdo, me enfado un poco... Pero se me pasa cuando saboreo en mi memoria aquella comida en Casa Pedro, en Zaragoza... o_O 
...y es que...¡Comer es un placer!

Ecografía 4D

   El miércoles no fue nuestro día de suerte. Teníamos el día bastante completo entre ir al médico y hacer algunos papeleos y no pudimos hacer nada de nada. Pero lo que más nos desanimó es que no pudieron realizarnos la ecografía 4D. ¡Jo!

   Llevaba toda la mañana sintiendo los movimientos de Daniel. Me daba patadas, me clavaba alguna parte de su cuerpo... Es como si supiera que teníamos ganas de verle, como si él estuviera más impaciente que nosotros... o eso pensaba yo.

   Cuando la ecógrafa nos mostró su imagen en la pantalla, no dábamos crédito: estaba de espaldas, con la cabeza introducida en la pelvis, como si ya quisiera salir. Creo que no nos entendió bien. Queríamos verle pero aún es pronto para que salga. Pobre...
Me tumbé del lado derecho. Nada. Del izquierdo. Nada. No se dejaba ver. Eso sí, tiene un cuerpazo, je, je.
La ecógrafa nos dijo que volviéramos en 20 minutos para que lo repitiéramos y que comiera chocolate y paseara, a ver si Daniel cambiaba de posición.
Así que fuimos a un VIPS y nos comimos unas tortitas con chocolate y dimos un corto paseo. Se lo explicamos como pudimos a Daniel, y volvimos a la clínica. Pero no hubo manera. Ahora estaba de perfil, y se le veía un poco la carita, pero volvió a darse la vuelta y ni nariz, ni orejita ni nada... Eso sí, el chocolate le gusto muchísimo porque no se estuvo quieto en un buen rato.

Como os decía, salimos de allí desanimados, pero contentos porque le habíamos visto un poquito y con esperanzas de que la semana que viene, que es cuando tenemos la cita de nuevo, podamos verle comoestámandao.

Habrá que esperar...

Clases prenatales (I)

   El martes fuimos a nuestra primera clase prenatal. Estas clases ya habían empezado en La Fortuna a principios de mes pero como estábamos de vacaciones, la matrona nos dijo que podíamos recuperarlas en el grupo al que asiste en Leganés. 
Las clases son de 9 a 11. Cuando llegamos, las alumnas ya estaban descalzas y sentadas en sus colchonetas, por lo que tuvimos que darnos prisa para coger sitio y que empezara la clase.
Éramos todo chicas excepto Dani y otro chico. Yo a veces miraba a Dani porque quizá estaba un poco incómodo con tantas mujeres tripudas que solo hablan de los síntomas y cambios que achacan a su estado, pero, sinceramente, le ví bastante concentrado.

   La matrona nos enseñó algunos ejercicios para estirar las articulaciones y para mejorar la circulación sanguínea y la dilatación que practicaremos en todas las clases, y también, las respiraciones de relajación. Nos estuvo explicando además, cuáles eran las fases del parto y algún que otro instrumental utilizado por los médicos durante el proceso.

   Las dos horas se pasaron rápidamente ya que cuentan muchas cosas interesantes y responden dudas que pueden surgirte en estos meses, y no únicamente la matrona, también algunas compañeras que habían tenido hijos antes y que ya conocían bastante bien los asuntos que se trataban. 
Fue una primera clase muy completa y el viernes volvemos a la segunda pero esta vez, en La Fortuna.

Ya os contaremos más cosas en entradas sucesivas...


Prueba de la glucosa o curva corta

   Eran las 7:59 del lunes cuando entrábamos por la puerta del Centro de Salud de Pedroches. Estaba en ayunas, mejor dicho: me moría de hambre pero me tocaba una analítica que determinaría mi nivel de tolerancia a la glucosa y si padezco diabetes gestacional, por lo que no podía probar bocado.
No soporto los análisis. Y para colmo, éste no sería como en otras ocasiones.
No puedo mirar fijamente a la aguja cuando me están sacando sangre. No suelo marearme, pero prefiero no mirar. Ya da bastante "yuyu" cuando sientes algo similar a una pequeña ventosa clavada extrayendo líquido del interior de tu brazo... o al menos, eso siento yo.

   A las 8.17 me realizan la primera analítica. Un chico muy joven y muy amable, me explica en qué consiste la prueba y pienso: Bien, tal y como explicaban en los foros de internet y alguna que otra de mis fuentes cercanas.
Tras esa primera extracción de sangre, paso a una sala contigua donde me espera una ancianita muy entrañable con una especie de bote de jarabe de naranja muy dulzón, y me comenta con voz temblorosa que tengo que bebérmelo sin prisa pero antes de que pasen 5 minutos y sentarme en la sala de espera durante una hora para que me realicen la siguiente analítica.
Me lo bebo. Demasiado dulzón, sí, pero no sabe mal. Es como cuando tenías 10 años y te bebías 3 ó 10 sobres de Tang de golpe. Asqueroso, pero aún así, te lo bebías. Y pienso: Si el Tang tenía contraindicaciones cuando bebías una dosis muy alta, esto no puede ser muy distinto. Y vuelvo a recordar todo lo que leí en los foros y sí, había mujeres cuyo jarabe las provocó naúseas, vómitos y mareos.
Me asusto, pero me relajo. Salgo y Dani me espera sentado. Me siento a su lado y miro el reloj. Las 8.21. En una hora tendré que estirar el otro brazo.
Comienzo a sentirme mareada ¡Oh, oh!. Se me pasa. Tengo ganas de vomitar. Vaya hombre, como vomite tendré que venir otro día a repetir la prueba. Tranquila, Pili, venga... Se me pasa. Hay un montón de gente, cada vez más, y el calor se siente en la sala... ¿o soy yo?. No tengo fuerzas, me siento débil. Dani, voy al baño. Parece que ponerme de pie y andar unos cuantos pasos me devuelve la energía. Nos sentamos en otros asientos, lejos de la sala de extracciones y de tanta gente. Allí corre el aire. Me encuentro mejor. Dani y yo conversamos.
Llegan las 9.20 y me dirijo a la puerta. Me hacen pasar y esta vez es una mujer la que maneja la aguja. ¡Pero qué daño, hijad....! Ya no me quedan más tubos que llenar así que me voy. Sigo mareada y sin fuerza en las piernas, pero me mantengo. Miro a Dani y veo su cabeza en forma de donuts. Cariño, necesito comer algo urgentemente.

   En conclusión: es una mierda de prueba. Los índices no deben pasar de 140 y si es así, debería realizarme la prueba de la curva larga que consiste en una toma de jarabe asqueroso mayor que la anterior y tres extracciones: a la hora, a las dos horas y a las tres horas.

   Pero si yo sé perfectamente que tolero la glucosa... Tendríais que haberme visto comiendo chocolate con churros en la Márquez nada más salir de allí. Y Dani, se quedó mucho más tranquilo. Yo me encontraba bien y ya no me lo iba a comer a él...

Ya estamos aquíii...

¡Ya estamos de vuelta!
¿Qué tal este mes de septiembre? Nosotros hemos pasado 3 semanitas en la playa estupendas. Nos ha hecho buen tiempo, nos hemos puesto un poco morenitos, hemos visitado sitios que no conocíamos, y hasta hemos ganado un pellizco jugando al chinchón (y perdido también, jeje). En definitiva, que han sido unas vacaciones de lo más tranquilas y hemos desconectado muchísimo.
Lo único que no podíamos quitarnos de la cabeza era que cada vez queda menos para ver a Daniel. Por este motivo, quizá, han sido las vacaciones más especiales de estos cuatro últimos años.
La playa solía estar repleta de niños, bebés y no tan bebés que apenas podían andar por la arena y eso nos hacía soñar un poco con la idea de que el año que viene, si Dios quiere, uno de esos bebés sería el nuestro. Le pondríamos cremita por todo el cuerpo, un gorrito para protegerle del sol y le daríamos su primer bañito en la orilla del mar. Bufff, una pasada...
No nos gusta adelantar acontecimientos, pero supongo que a todos los que tenéis hijos os habrá pasado algo similar: haber estado en un sitio sabiendo que cuando vuelvas meses después, lo vas a disfrutar de una manera completamente diferente. ¡Qué ganas!

Aún nos quedan 8 días de vacaciones, pero no van a a ser días tranquilos; todo lo contrario. Tengo cita para la prueba del azúcar, una ecografía 4D, empezar a mirar cunitas y carritos, comprar alguna cosa de ropa premamá para pasar los últimos meses y de paso, mirar ropita para Daniel... y bueno, más cosas que tengo pensado hacer ahora porque seguro que después me faltará tiempo...

Os dejo alguna fotito de las vacaciones para que veáis también la evolución de mi tripota, y también, dar un poco de envidia, por supuesto.












Cada vez se nota más... no sabemos si parará de crecer... Lo que sí he conseguido saber es que con estas proporciones es más fácil perder el equilibrio aunque no lo quieras, y ya llevo tres caídas este verano.
Para los aprensivos: no han sido más que caídas "tontas", de rodillas y de culete. 
Espero que con tres sea suficiente.

Besos a tod@s