Tras la frikada de la entrada anterior (últimamente se nos va mucho la pinza), quiero hablar del papel tan importante que adquiere la parte masculina de la pareja en esto del embarazo.
Una vez que comienzas a asimilar que estás viviendo una nueva situación de cambio en tu vida y que mes a mes va a más, no podéis imaginar la de cosas que se te pasan por la cabeza.
Todo el mundo dice que ser padre es la parte más "divertida" de formar una familia. No tienen que sufrir con el parto, no tienen que llevar un bebé dentro y someterse a cambios en su cuerpo y en su metabolismo, no se estresan-agobian cuando llega el día D / hora H, y además, solo tienen que dedicarse a observar lo bonito que es su hijito cuando nace y cogerle de la manita o hacerle monerías, porque la mami ya se encarga de darle de comer, de bañarle, de cambiarle, etc, que para eso está de baja maternal y el papi, sin embargo, se va a currar y sigue con su rutina habitual.
Y yo, reivindico todo esto.
Es cierto que los padres tienen un papel menos traumático que la madre, pero no por eso es el papel más "divertido". Considero que el padre, una vez que su pareja está embarazada, pasa a un segundo plano y que todas las atenciones van dirigidas a ella y al bebé (lógico y normal), pero los padres también tienen su corazoncito.
Un padre se pierde muchas cosas en cuanto a la conexión con su bebé. Un padre no puede llevar durante nueve meses a su hijito dentro y sentirlo como algo suyo. No siente cómo crece ese pedacito de uno mismo al que quieres tanto sin conocerlo todavía. No pueden ilusionarse de la misma manera porque como dicen las madres: hay que vivirlo para saberlo.
Aún así, un padre comparte. Quiero decir: comparte sensaciones, angustias, cambios, frustraciones, alegrías, visitas al médico, sueños, aspiraciones y anhelos, porque debe y QUIERE estar ahí. No desea otra cosa que vivir todo el proceso en la medida de lo posible, preocupándose por lo que está a punto de llegar y por lo que ya está aquí, es decir, la madre de sus hijos. A veces es díficil para él ver como tu pareja siente cosas, buenas o malas, y no poder hacer nada más que respirar hondo, sonreír y dar todo el apoyo que ella necesite en ese momento. Porque un padre no sabe, no entiende de qué va esto...
A una madre no le gusta pasar malos momentos, pero a un padre tampoco (y viceversa). Si hay que pasarlos, se pasan. Si experimentaran ellos la parte del embarazo y del parto, quizá no lo soportarían, pero ¿quién sabe? Eso aún no se ha demostrado. Lo que no soportan, y eso sí está demostrado, es ver a las personas que más quieren pasando un mal momento.
Y por supuesto que a un padre también le gusta disfrutar de sus hijos cuando nacen. De eso no hay ninguna duda. Darle de comer, bañarle, cambiarle, levantarte por la noche cuando llora... Todo eso, sí pueden hacerlo y tener que irse a currar para seguir su rutina habitual porque no disponen de tantos días de baja paternal como la madre, es injusto. Un padre se pierde cosas, quizá los momentos más bonitos, los comienzos, el aprender a criar, entender y conocer a tu bebé. Si no pueden experimentarlo desde el principio, para ellos existe otro principio que es cuando nace. A partir de ahí, un padre comienza a tomar protagonismo e independientemente de lo que piense todo el mundo del que hablaba al empezar a escribir esta entrada, para tomar ese protagonismo, un padre tiene que querer.
Y yo, QUIERO.
DANI